Un espíritu egoísta es como un árbol que no da frutos, a pesar de su esplendor, se apaga. |
Posee, guardado en una fortaleza sin ventanas, un inmenso tesoro. Muy de tarde en tarde lo va a visitar. Con una pequeña lámpara entra en uno de los numerosos cuartos oscuros llenos de objetos preciosos para iluminar sólo un par de ellos. Se va satisfecho murmurando: «Hoy me he enriquecido».
De: El tesoro de la sombra de Alejandro Jodorowsky.
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